El mundo no se detiene; de hecho la única constante es el cambio. Así que la persona, desde un punto de vista laboral, lo que ha de asegurarse es la empleabilidad, entendida como la capacidad de adecuar y adaptar el perfil profesional propio a la demanda de trabajo existente (y cambiante). Y hoy, no sólo significa poseer una determinada formación, sino que, a lo mejor, hay que desaprender para volver a aprender. Si el mercado ha dejado de valorar mis conocimientos (por exceso de personas con los mismos, porque los sectores aptos para ellos se deslocalizan o porque pasan a ser comoditizados) debo moverme a donde sí se valoren, o formarme en nuevas áreas que sí sean valoradas en la medida deseada.
Pero además de que la formación principal cumpla con lo anterior, hay una serie de conocimientos y habilidades que el mercado valora y que diferenciarán al candidato del resto: idiomas, manejo de herramientas tecnológicas, determinadas habilidades comunicativas, flexibilidad para viajar, la creatividad, la iniciativa, la motivación… Hay que estar alerta e identificar en cada momento y cada lugar, cuáles son esas habilidades extra por las que se contrata y se paga un diferencial.
Asegurarse la empleabilidad podría ser lo que la estrategia de diferenciación es a las marcas o a la empresa; de hecho la empleabilidad influye de forma definitiva en la marca personal.
Renunciar, desatender, obviar, no trabajar nuestra empleabilidad significa una peor marca personal y, cuando no se compite en marca (diferenciación), lo que te queda es competir en coste. ¡Que también puede ser una elección! Pero en el ámbito de los recursos humanos, ir a una estrategia de coste acaba por convertirte en un número o un código de barras en vez de una persona: pasa a sr sustituible (a veces, incluso por máquinas), sometido a salarios a la baja y con el riesgo de que tu puesto de trabajo se deslocalice a donde son más baratos que tú.
El trabajador tiene esa capacidad de elección: diferenciarse (asegurar su empleabilidad) o sufrir… Algunas claves para mejorar tu empleabilidad pueden ser:
- Autoconocimiento y Autoconfianza: puntos fuertes, puntos débiles, donde mejorar, conocer los propios límites y saber cuáles son las metas….
- Aprendizaje continuo: si todo cambia, yo he de cambiar. Cambian los conocimientos y habilidades que se demandan, cambia la tecnología, cambia el mercado…. Y yo con él…
- Comunicación: con los demás, con los jefes, con el equipo de trabajo…. La comunicación se ha de entrenar todos los días.
- Flexibilidad: necesitamos ser capaces de adaptarnos a los cambios del entorno, ya sean laborales o sociales, culturales y económicos.
- Toma de decisiones: si lo hago en la vida personal he de saber hacerlo en la vida laboral. Decidir, no dudar, de forma responsable y de acuerdo con la misión, visión y valores de la organización en la que estoy.
- Gestión del tiempo: planificar, priorizar, eliminar tiempos muertos o improductivos, eliminar tareas superfluas…. todo redundará en una mejor productividad y en una mejor satisfacción personal.
- Proactividad/Emprendimiento: no detenerse ante los obstáculos, saber buscar alternativas, crear soluciones diferentes, dar otras interpretaciones a los diferentes retos….
- Networking: para todo…. Para cooperar, para colaborar, para comunicar, para aprender, para emprender…
- Competencias digitales: son cada vez más demandadas y utilizadas en todos los sectores. Buscar información, compartir conocimiento, realizar proyectos colaborativos, trabajar ideas….
- Trabajo en Equipo: casi nadie trabaja sólo hoy en día. Ser capaz de compartir objetivos, metas, recursos y tiempo, delegar, confiar…. Trabajar con otras personas es fundamental para llegar de a mejor forma a dónde queremos ir.
¿Por dónde empezamos?